Un puente entre el mensaje espiritual moderno y la sabiduría ancestral
Escuchar el llamado de la Tierra
La Tierra sigue hablándonos, aunque no siempre usamos los mismos lenguajes para entenderla. A veces se manifiesta en símbolos modernos, otras veces lo hace a través de códigos ancestrales que nos llegan por sueños, visiones o esa atracción inexplicable hacia ciertos territorios.
Uno de esos puntos donde se cruzan lo visible y lo invisible es ERKS, un centro espiritual no físico descrito por José Trigueirinho Netto como un “mundo interno”. Se trata de una realidad sutil que puede experimentarse en estado de conciencia expandida, en profunda conexión con uno mismo y con el planeta.
Aunque suele mencionarse con un lenguaje cargado de cosmología esotérica —influenciado por la teosofía y la espiritualidad contemporánea—, ERKS puede entenderse como un eco actualizado de saberes muy antiguos. Trigueirinho, al igual que otros autores como Daniel Gagliardo, no inventa nada. Solo traduce lo ancestral al idioma de esta época.
Cuando una revelación espiritual moderna se cruza con una cosmovisión indígena, muchas veces aparecen dudas. Es común que se rechacen términos como “seres de conciencia superior” o “centros planetarios”, y en su lugar se busque una narrativa más poética o mítica. En general, quienes buscan espiritualidad buscan símbolos, leyendas, ceremonias, más que explicaciones con terminología científica o cósmica.
Esto sucede porque nuestra memoria espiritual —nuestra herencia ancestral— aún vibra con lo ritual y simbólico. Y si todavía no podemos explicar con claridad qué es el alma o cómo se relaciona con la materia, menos aún podemos abordar con certeza conceptos como conciencia planetaria o redes de instrucción extraplanetaria.
Aun así, este tipo de mensajes no pierde validez. Ni Trigueirinho ni otros contactados han buscado convencer a todos. Solo han transmitido lo que sintieron o recibieron, sin adaptar su discurso al consumo masivo. Estuvieron al servicio de una conciencia mayor, confiando en que quien deba escuchar, lo hará cuando esté listo.
Lo cierto es que estos puntos sagrados existen. Para algunos, ERKS representa un espacio de paz interior; para otros, una puerta hacia dimensiones más sutiles. Muchas personas afirman haber vivido experiencias de transformación, sueños lúcidos o estados alterados de conciencia al entrar en contacto con este sitio.
Un ejemplo de acceso físico a esta conexión es el centro UKSMIM, ubicado en la Quebrada de la Luna, entre los cerros Uritorco y Pajarillo, cerca de Capilla del Monte, Córdoba (Argentina). Este lugar continúa siendo visitado por quienes buscan reconectar con su interior a través del contacto con la naturaleza y la energía del territorio.
El mensaje de ERKS según Trigueirinho
Trigueirinho no fue el creador de ERKS: lo canalizó, lo interpretó y lo compartió. Lo presentó como un centro de conciencia espiritual, no geográfico, pero profundamente ligado a la Tierra. Un espacio multidimensional en donde habitan seres al servicio de la evolución humana.
Según su visión, ERKS no es una ciudad subterránea, sino una dimensión de conciencia viva. No se accede a ella por medio de técnicas esotéricas, sino mediante una disposición interna, ética y espiritual. Y su mensaje es claro: armonía con la naturaleza, respeto, servicio al prójimo y expansión del amor universal.
Del misticismo al servicio
Con el paso del tiempo, Trigueirinho fue dejando de lado las experiencias personales de contacto para abrazar una espiritualidad más impersonal, colectiva y práctica.
Fundó Figueira, una comunidad espiritual en Brasil donde se cultiva la vida en armonía con la Tierra, la meditación y la autosuficiencia. Allí, el contacto con lo invisible se volvió cotidiano, pero sin espectacularidad: el eje es la vida consagrada, el desapego del ego y el servicio silencioso.
En este contexto, surgió la noción de los centros planetarios, como ERKS, Aurora, Mirna Jad o Anu Tea. Estos nodos energéticos están al servicio de la transformación espiritual del planeta y actúan como canales sutiles para el despertar de la conciencia global.
Sabiduría ancestral: lo originario ya lo sabía
Mucho antes de que se hablara de ERKS, los pueblos originarios de América ya reconocían que existen lugares sagrados donde el velo entre dimensiones se vuelve delgado.
En la tradición andina, por ejemplo, se habla de los Apus, guardianes espirituales de las montañas. En estas cosmovisiones, los cerros, los ríos y los valles no son paisajes sino seres vivos y conscientes. Espacios de poder, comunicación y revelación.
Este conocimiento no se aprende en libros: se recibe en silencio, en ceremonia, en comunidad. Lo que Trigueirinho propone como “comunidad espiritual” ya estaba presente en el ayllu ancestral, donde la vida se organiza en torno al respeto mutuo, el trabajo conjunto y el cuidado de los ciclos de la Tierra.
Trigueirinho y la ancestralidad: dos lenguajes para la misma sabiduría
La espiritualidad moderna y la sabiduría ancestral no se contradicen: se complementan.
Donde Trigueirinho habla de centros planetarios, los pueblos originarios hablan de lugares de poder.
Donde se habla de comunidad de servicio, las culturas indígenas hablan de ayllu.
El servicio impersonal se corresponde con el principio del Ayni (reciprocidad sagrada).
Y mientras algunos canalizan jerarquías espirituales, otros se comunican con los Apus y los espíritus del territorio.
Donde se anuncia un nuevo ciclo, en los Andes se vive el Pachakuti, el gran cambio.
Diferentes formas de decir lo mismo: que el planeta está en transformación y que el llamado es a elevar nuestra conciencia.
ERKS como símbolo del regreso al origen
ERKS no es solo un lugar invisible: es también una metáfora del retorno al centro espiritual de uno mismo.
No se encuentra con tecnología, se recuerda desde el alma. Como decían los abuelos sabios: el verdadero templo está dentro, cuando el corazón se alinea con la Tierra y con el Cielo.
Una experiencia personal con ERKS: conciencia, servicio y silencio interior
No puedo afirmar ni negar ninguna verdad absoluta sobre ERKS. Sin embargo, desde mi experiencia en el camino espiritual —con práctica sostenida, pero sin fanatismos— puedo compartir algo que sí viví.
Durante varios meses participé en círculos que se definen como grupos de estudio cosmosóficos, personas que exploran la conciencia desde una perspectiva espiritual, abierta y no dogmática. Las prácticas a las que accedí no se enfocaban en teorías ni canalizaciones ruidosas, sino en algo más simple y profundo: vaciar la mente, entrar en estado meditativo, y ponerse en actitud de servicio.
En ese espacio interno, se invitaba a permitir que la energía de centros como ERKS actuara desde adentro hacia afuera, como una frecuencia capaz de elevar la conciencia y, desde ahí, irradiar una vibración de amor y respeto hacia la Tierra y sus seres.
No fue una práctica orientada a “recibir mensajes” en el sentido clásico, sino a predisponerse a sentir y proyectar algo que, aunque difícil de traducir en palabras, deja una huella clara: paz, humildad, silencio, y propósito.
Nunca visité físicamente el lugar, aunque lo tengo como asignatura pendiente. Aun así, trabajar a distancia con su mensaje fue una experiencia enriquecedora. Tal vez eso sea lo más valioso de este tipo de vivencias: que no necesitan confirmación externa para tocarte el alma.
El camino del retorno
El mensaje de ERKS, como el de los pueblos originarios, apunta hacia lo mismo: volver a la Tierra con conciencia plena.
Hoy vivimos una transición espiritual planetaria. No se trata solo de crisis climáticas o sociales. El cambio es más profundo: es vibracional, interior, espiritual.
La invitación es a recuperar lo sagrado del cuerpo, del territorio, de la vida cotidiana. Y sobre todo, a vivir como puentes entre mundos: entre lo moderno y lo ancestral, entre el alma y la materia, entre el pasado y el porvenir.
Otros lugares donde la Tierra también susurra
ERKS no es el único punto donde la espiritualidad y la energía de la Tierra se entrelazan. A lo largo del planeta existen otros territorios donde lo visible y lo invisible parecen tocarse. El bosque de Broceliande, con su magia celta aún latente, guarda memorias de sabiduría natural y presencia sutil. El lago de Nemi, en Italia, fue santuario de rituales dedicados a Diana, diosa lunar y protectora de lo oculto. Y en América del Norte, el Monte Shasta vibra como uno de los nodos energéticos más reconocidos, despertando experiencias de conexión profunda y transformación interior.
🌎 Estos lugares sagrados, cada uno con su lenguaje, invitan a recordar que la Tierra sigue viva, consciente, y esperando que volvamos a escucharla.
👉 Si sientes afinidad con lo ancestral y lo espiritual, te invitamos a seguir explorando estos espacios donde el alma encuentra eco: